En la clase de programas de acción
sociocultural y educativa, hicimos el miércoles una actividad diferente y divertida
a la vez que educativa.
La actividad consistía en un taller
de teatro. En primer lugar añadir, que el teatro puede utilizarse en proyectos
de intervención social, adaptándolos siempre al colectivo de destino.
Un taller de teatro, deben
estructurarse las actividades de acuerdo a estas pautas:
Actividad de toma de contacto; en
la que los participantes se acercan entre ellos para crear un clima de
confianza en el que todos se sientan a gusto. Es importante realizar esta
actividad en el inicio para que el proceso sea tal y como queremos.
Dinámica de presentación; esta
dinámica sigue la misma línea de la anterior, poner en contacto a los
participantes para que se conozcan entre ellos y tengan una buena cohesión de
grupo.
- Actividad de sensibilización; se comienza
de forma muy sutil, con la experimentación de sentimientos, de experiencias
nuevas, en las que se vaya abriendo la mente de cada uno, hacia el análisis,
hacia el reconocimiento de emociones y sensaciones.
- Actividad de expresión; trata de
hacer que los participantes piensen y representen de la forma más clara
posible, conceptos y emociones que otros participantes dicen.
- Actividad de “teatro del oprimido”:
esta actividad no está presente en todos los talleres de teatro. En este caso,
se utilizó esta actividad porque el taller consistía en el teatro del oprimido.
En esta actividad, los participantes analizan
su realidad y expresan su situación de opresión.
- Actividad de retroacción; trata de
que los participantes reflexionen y expresen los sentimientos de cada uno de
los personajes de la imagen de la opresión. Con esta actividad conseguimos que
los participantes desarrollen la empatía, el reconocimiento y la expresión de
sentimientos.
Las actividades que realizamos son:
- Toma de contacto: “La corriente”,
que consistían en ponernos en círculo cogidos por las manos de nuestros
compañeros y una persona se coloca en medio del círculo. Cada participante del círculo aprieta la mano
del compañero de su derecha o de la
izquierda y el de en medio tiene que ver por dónde va la corriente.
- Presentación. He decidido llama a
esta actividad “Nombre y gusto”. Seguíamos en círculo pero sin tocarnos. Cada
uno de los participantes decía su nombre seguido de algo que le gustase hacer
junto con un gesto. Todos lo repetíamos y una vez terminado la primera ronda, debíamos
recordar cada uno de los nombres, gustos y gestos. La verdad que a mi parecer,
una actividad costosa, ya que es difícil recordar tantos nombres, gustos y
gestos, pero creo que un grupo más reducido esto no supone un problema.
- Sensibilización. Esto consistió en
varias actividades. En la primera, todos
andábamos reconociendo el espacio, por toda el aula y debíamos hacer caso a las
indicaciones del profesor, que en otras ocasiones, sería el educador social, el
animador o el monitor. En la segunda, nos colocamos en pareja y una persona de
la pareja era la cámara y otro el fotógrafo
y debíamos hacer tres fotografías y luego al revés, es decir, el fotógrafo se convertía
en la cámara y la cámara en el fotógrafo. En la primera “ronda”, se trataba de
hacer tres fotos a cosas que nos gustasen y en la segunda a tres cosas que no
nos gustasen. A continuación, nos
poníamos en grupo, por un lado, las cámaras que habían fotografiado cosas que
gustasen y las cámaras que habían fotografiado cosas que no gustasen, elegíamos
un concepto que encarnase mejor dicha fotografía y la representábamos. He aquí
algunas fotografías sobre dicha actividad:


La tercera actividad de este
bloque, consistía en colocarse otra vez por parejas y hacer de espejo, es
decir, se colocan uno delante del otro y uno hace de persona realizando
cualquier movimiento y el otro hace de espejo imitando a su compañero. A
continuación cambiábamos los roles.
4. Expresión. “Escultúrate”; en esta
actividad, nos colocábamos en círculos y una persona que indicara el profesor, decía
un concepto o un sentimiento y salía en medio y se colocaba de una forma que
para este representase algo del concepto
y los demás participantes, iban pensando y colocándose conforme ellos creían que
representaba mejor el concepto o el sentimiento. Pero, siempre y esto es
importante, debían tener una parte de su cuerpo en contacto con otro. Aquí dejo
algunas fotografías con las figuras tan bonitas que quedaron:
5. “Teatro del oprimido”. Por grupos
elegíamos
una situación donde se diese y se viese claramente una situación de opresión,
en el que hubiera una persona oprimida y una persona opresora y representamos
esa situación de una manera que quedara claro que situación era. Se
representaba delante de todos los demás participantes y estos debían adivinar qué
situación se trataba.
6. Retroacción. Esta actividad se
relaciona con la anterior. Cada figura, cada rol, de esa situación de opresión debía
según indicaciones del profesor, expresar que es lo que pensaba y cómo se
sentía, y los demás participantes debían intentar cambiar la situación de
acuerdo a cómo creen ellos que se podría solucionar mejor esa situación de
opresor-oprimido.
Para finalizar me gustaría realizar una pequeña evaluación del taller.
El taller se llevo a cabo de forma muy satisfactoria, todos los compañeros mostraban una actitud participativa, receptiva y siempre con optimismo. Aunque también hay que reconocer que llevamos tres años juntos y por tanto, ya nos conocemos. Sin embargo aunque parece algo positivo que el grupo ya este formado desde hace tanto tiempo, esto puede llegar a suponer un problema ya que, como en todos los grupos multitudinarios como el nuestro, somos 80 y pico o 90 en clase, se crean "grupitos" y pueden haber conflictos entre distintos miembros del grupo, pero a pesar de ello, es digno de reconocer la labor a nivel grupal que supuso esta actividad, ya que, mantuvimos el contacto con personas de otros grupitos y se formo una verdadera cohesión grupal. Un problema que hubo fue que durante las actividades hablábamos demasiado, puesto que muchas de ellas, teníamos que mantener la "boca cerrada", también hay que decir, que aunque costo, al final mantuvimos el silencio.
Para acabar ya con la entrada, quería destacar que cómo educadores sociales, el teatro puede suponer una muy buena herramienta para intervenir en cualquier colectivo y también quería agradecer a mis compañeros esa colaboración, cohesión y acercamiento que esta actividad supuso para todos nosotros. También darles la enhorabuena porque los educadores sociales somos capaces de ser actores, transformadores de la realidad y sobre todo, ser capaces de dejar nuestras diferencias a un lado y enmarcarnos juntos en esta gran experiencia.
GRACIAS EDUCADORES