La elaboración de un método de
intervención social, no es más que un proceso, una forma de actuar para
conseguir unos objetivos, es decir, planificamos como se debe hacer las cosas
para conseguir algo. El problema viene cuando actuamos en una realidad, ya que
no podemos concretar una actuación puesto que esa realidad es cambiante y como
tal, nuestro plan de intervención en la acción social debe adaptarse a dichos
cambios, en resumen, cuando nos referimos a una intervención en la acción
social, el cómo se procede, se va formalizando y concretando en la realización
de las actividades, esto Ander Egg lo denomina método emergente. A pesar de
ello, siempre debemos tener claro cuál es la finalidad de nuestra intervención,
para qué intervenimos.
La forma de abordar esa realidad,
de entender el para qué intervenimos depende de:
- Marco de referencia sobre el cual se va a basar nuestro análisis de la realidad.
- Condicionamientos contextuales.
- Coherencia y competencia de quien lo aplica.
- Reacción de los participantes.
Villasante y otros proponen tres
grandes líneas sobre para qué podemos realizar una intervención de acción
social:
- Adaptativa-Conservadora. Como su nombre bien indica, intenta adaptar al sujeto excluido en la sociedad existente, en otras palabras, intenta que los individuos que se alejen de la norma social, se adapten a esa norma social. Es una línea conformista, ya que no se pretende cambiar a la sociedad sino cambiar al individuo para que se adapte a la sociedad.
- Educativa-reformadora. En esta, los profesionales creen que se ha de educar a la sociedad para que no exista esa exclusión social, pero sin transformarla, es decir, sin necesidad de cambiar esas estructuras sociales.
- Transformadoras. En esta, los profesionales creen que se debe transformar toda la sociedad, todas las estructuras sociales, para que las personas excluidas sociales, dejen de serlo. Es la línea más crítica.
En este para qué intervenimos
existe una ideología, un paradigma, una cosmovisión o como se quiera denominar,
que nos empuja y condiciona una manera determinada de entender no sólo la
acción social, sino también cómo analizar y comprender esa realidad.
Esta parte subyacente de los
métodos de intervención social, es denominada de muchas formas distintas, como
se ha dicho anteriormente, pero nosotros nos vamos a centrar en los paradigmas.
Los paradigmas, son entendidos como
formas de pensar y de actuar que nos sirven como marcos de referencia desde los
que se mantienen determinados supuestos teóricos o metodológicos.
Los paradigmas en las ciencias
sociales son:
- Tecnológico o positivista: Nace en la ilustración junto con el pensamiento positivista, a finales del S.XVIII principios del S.XIX. El positivismo sostiene que toda práctica puede ser explicada por la ciencia. Por tanto, la ciencia puede explicar la realidad. Tiene en cuenta ante otros muchos aspectos, la eficiencia y la racionalidad de los procesos. Este paradigma, se centra en lo objetivo, haciendo que el animador sea simplemente el que aplica la teoría y unas técnicas. Esas técnicas, son en función de unos objetivos. En definitiva, el paradigma posivista apuesta por la racionalidad en la intervención social, así pues, trata de objetivar todo el proceso.
- Interpretativo o Hermenéutico: tiene como objetivo el desarrollo personal y colectivo. Sostiene que la realidad se crea a través de unos símbolos y pautas utilizados en las interacciones sociales. Por tanto, si la realidad se crea mediante interacciones sociales, esta realidad está llena de subjetividad y valores y por tanto, de las vivencias de cada uno de los actores sociales. En definitiva, el paradigma interpretativo sostiene que la acción social debe interpretar esa realidad y el educador es un mediador que interpreta las situaciones y favorece experiencias.
- Dialéctico o crítico: tiene como objetivo la transformación de la sociedad y la emancipación de los individuos. Este paradigma entiende al educador social como un agente de cambio que interpreta la realidad y genera alternativas.
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